Nacional entre los cuatro mejores del continente

Hacía años el Estadio Centenario no se veía como este partido. Años. La hinchada repartida en todas las tribunas, alentando. 55.000 personas. Hasta la manija. El horario no era el mejor. 19.20. El recibimiento fue conmovedor en una lluvia de serpentinas, incontables bengalas desde las cuatro tribunas, y humo colorido desde las populares. La gente empujó desde el pitazo inicial y quedó con las pelotas en la garganta. El estadio repleto, y a las 19.40 ya no cabía un alfiler. Un sin fin de cantos, la caldera en ebullición. Era una final. La gente lo hizo notar y los jugadores lo notaron de toque.

Decidiendo la pilcha, OJ pregunta (?) a FdM si son los tapones correctos

Palmeiras es un equipo aguerrido, que estuvo a la altura y que metió como una final. De inocentes no pecaron. En el Brasileirao no anda para nada mal, ya que el fin de semana venció al Cruzeiro, victoria que lo dejó en puestos de vanguardia. En cambio el plantel de Nacional (ahora lo diremos ya que nobleza obliga) estuvo diezmado dos semanas y mismo ayer varios de sus jugadores jugaron en estado gripal. Repetimos: 12 jugadores del plantel tuvieron gripe en estas dos semanas. Dato para nada menor. Pero ayer, no se notó.

Salen los Tricolores, el Centenario explota

El partido técnicamente no fue bueno. Pero recordemos que en tiempos de definición lo primero es no cometer errores. "Fue un partido de Copa", sentenciaría en la conferencia de prensa el delantero tricolor Alexander Medina. Físico, roce, alma. Comenzó el primer tiempo y Nacional no jugó bien. Por momentos el Palmeiras bien pudo haber marcado algún gol. Pero no lo hizo. Casi mete un corner olímpico, que sacaron entre el arquero Muñoz y el travesaño. En el primer tiempo por la banda derecha los brasileros tuvieron espacios, Victorino estuvo un poco tardío en algunos relevos y salidas en la línea de tres. El colombiano lateral Armero cuando lo encaró, lo pasó. El argentino Rodríguez estaba más para volantear. Keirrison alteró un remate debajo del área que pasó apenas encima del horizontal. Pierre se comió a Lodeiro en la marca. En Nacional los mejores del primer tiempo fueron el lateral-volante Mathías Rodríguez, el "jefe" Coates y el "hueso" Romero. El argentino Domínguez inquietó con su pelota parada. El árbitro ecuatoriano Carlos Vera hizo vista gorda en dos penales en ambas áreas. No juzgó intención en las manos. Primero la del área tricolor y luego en la de los paulistas.

Lirismo (?) en Montevideo

En el segundo tiempo fue mayor el drama. Apareció el juego de la "psique" en los jugadores de Nacional. A ver si somos claros (?). Más de 50.000 personas (que parecían animales salvajes ya) empujando a rabiar, pasaban los minutos y el equipo veía que el empate a cero lo dejaba adentro. La idea era no regalarse. Pero este concepto es truhan e impreciso. Quizá inconscientemente los jugadores se fueron un poco atrás y le dieron la pelota y espacios a Palmeiras que al llegar al área se encontraba con la figura: Sebastián Coates. Admirable lo del pibe. A medida que pasaban los minutos, Nacional se convirtió en un equipo que no le quedaba otra que dejar la vida en cada pelota. OJ Morales y el "cacique" Medina pelaron toda su experiencia y lucharon cuando había que hacerlo. Y así fue, y el estadio no paraba de alentar. Nacional redefinió la palabra "compacto" y los volantes brasileros al llegar al borde del área grande no podían entrar y siquiera patear al arco, cosa que mal no lo hacen (recordemos el gol en el partido de ida y la técnica innata de este fútbol. A los 69' el delantero Obina tuvo un remate cruzado que marró. Al 84' el mismo delantero tuvo la más clara: un cabezazo sin marca, que pasó rozando un caño. Pero al toque hubo una contra del "morro" García quien corrió más de treinta metros y al llegar al arquero marcos, la tocó, con suma sapiencia a un lado y la pelota se fue dejando una caricia al palo y pre-infartos en varias almas que seguían esa pelota. En la hora Muñoz salió mal en un centro pero se redimió volviendo y sacandola en la línea. Los minutos finales mostraron al arquero Marcos yendo a buscar algún centro al área rival. Pitazo final, 0 a 0 y Nacional en semifinales.

El plantel festeja el pasaje a semifinal

Nacional no jugó un partido más. Jugó una final, un partido de Copa. Las almas que ayer fueron al Estadio, lo vivieron en carne propia. Y el país lo vivió con los cánticos, gritos, cuetes y bocinazos. La salida del Centenario fue una fiesta tricolor. También los que lo escucharon o vieron desde otras partes. Y todos quieren más, como los jugadores. El objetivo es común y palpable. La fiesta fue tricolor en un país donde varios medios y sus portavoces literalmente parecen "sangrar por la herida". Ya lo dijo Cervantes: "Y que ladren, Sancho". El técnico tricolor, Gerardo Pelusso, dijo basta y luego de las preguntas sobre el malfuncionamiento y más pálidas sin siquiera rescatar una mínima mención al logro, se fue de la conferencia. Luego de veinte años Nacional llega a una semifinal. Espera por Defensor Sporting o Estudiantes de La Plata. La última vez que le pasó fue en 1988 y salió campeón por última vez, el último gran logro uruguayo en la Copa Libertadores de América.


Mate con espuma:

- Para la clasificación a semifinales luego de veinte años de un equipo uruguayo.
- Para las más de 50.000 almas que empujaron al equipo.
- Para el impresionante recibimiento al equipo.
- Para los mejores en Nacional: Coates, Romero, OJ Morales, Arismendi, Medina, Rodríguez, Muñoz.

Mate lavado:

- Para la impresentablidad de cierta prensa local manijera que en la conferencia sólo preguntaba por el malfuncionamiento del equipo y tirando pálidas. Dan lástima.



Nacional 0 - Palmeiras 0 (1-1)
Cuartos de Final.
Estadio Centenario.