Ceba JG Da Yenchi
Maradona y Passarella, "los dos capitanes"
De antemano, previo al inicio del Mundial Rusia 2018, eran muchas las dudas sobre las posibilidades y rendimiento de la selección de Argentina, rodeada de polémica y cargando sobre sus espaldas la derrota en tres finales a máximo nivel de competición en los últimos cuatro años.
Disputados ya los dos primeros partidos, las interrogantes se confirmaron y con creces. Un empate frente a la debutante y humilde Islandia después de ir en ventaja 1 a 0, al cual se sumó la estrepitosa caída frente a Croacia con un lapidario 3 a 0 favorable a los europeos, dejaron a los albicelestes al borde de la eliminación. De no vencer en su último partido de primera fase ante la selección de Nigeria, los dirigidos por Sampaoli volverán a Ezeiza en una de las más pobres performances de su historia. Sería la quinta vez esta de Rusia 2018, en que los argentinos se van de una justa mundialista en la primera de cambio.
La primera vez fue en Italia 1934. En un campeonato disputado por sistema de eliminación directa, los argentinos cayeron por 3 a 2 frente a la representación sueca, muy lejos de instancias de definición en lo que hoy serían “Octavos de Final”.
Ausentes en 1938, 1950 y 1954, veinticuatro años después la albiceleste volvía a la máxima justa en Suecia, con renovadas credenciales producto de su resonante triunfo en el Campeonato Sudamericano de 1957 en Lima, Perú, antepasado de las actuales Copas Américas. Derrota en el debut frente a Alemania por 1 a 3 y con la particularidad de usar por única vez casaca amarilla. Victoria en el segundo partido frente a Irlanda del Norte 3 a 1, y el último por la clasificación en partido frente a Checoslovaquia. Catastrófica caída por 1 a 6 y humillante regreso a casa en lo que se llamó “El desastre de Suecia”.
Suecia 1958. Debút argentino frente al flamante campeón Alemania y con la singularidad de esa tarde vestir camiseta amarilla. Los albicelestes volverían en primera fase.
Suecia 1958. Una postal de “el desastre de Suecia”, Argentina cae con Checoslovaquia. El resultado final 6 a 1.
Cuatro años más tarde, en Chile 1962 el rendimiento fue más decoroso pero sin brillo alguno también se vería la temprana eliminación en primera ronda. Pálido debut con triunfo frente a Bulgaria por 1 a 0, derrota frente a Inglaterra 1 a 3 y un cerrado empate 0 a 0 con Hungría permitió a los europeos avanzar a segunda fase por mejor diferencia de gol. Nuevamente triste retorno.
Para 1966, por primera vez desde 1930, Argentina lograría superar la primera fase. Victoria 2 a 1 a España, empate 0 a 0 con Alemania Federal y un triunfo frente a Suiza por 2 a 0 depositó a la albiceleste en Cuartos de Final frente a nada más y nada menos que el local Inglaterra. Con un Wembley rebosante, y el hasta hoy polémico arbitraje del alemán Kreitlen, fue victoria 1 a 0 para los dueños de casa con gol de Hurst. Nuevo fracaso, un paso antes de poder estar entre los cuatro mejores y el seguir siendo “campeones morales”.
1970 en México fue la última ausencia mundialista, eliminados por el gran Perú de Cubillas y Chumpitaz. Para Alemania 1974 y ya con la novedad de jugadores militando en clubes europeos se superó primera fase, dejando atrás a Italia y Haití, para avanzar junto con Polonia a semifinales. Estas se jugaban por sistema de dos grupos de cuatro selecciones cada uno, de los cuales los ganadores avanzaban a la final y los segundos mejor clasificados al partido por el 3er puesto (mecanismo de clasificación puesto en práctica solamente aquél año y cuatro años más tarde cuando el campeonato se jugó en suelo argentino). En tierras bávaras el inicio de esa fase fue con un 0 a 4 a manos de la Holanda de un intratable Johann Cruyff, posterior caída con Brasil por 1 a 2, y ya eliminados un empate 1 a 1 con la desaparecida Alemania del Este.
Alemania 1974. El saludo de los capitanes, Johan Cruyff y “El Mariscal” Roberto Perfumo. Aquella tarde los naranjas pasearon a la albiceleste, 4 a 0.
Las historias de 1978 y 1986 son más que conocidas, con Argentina alzándose con el título en su casa así como en México ocho años más tarde de la mano de Diego Armando Maradona. Entre ambos, España 1982 con caída en cuartos de final frente a Italia y Brasil, 1 a 2 y 1 a 3 respectivamente.
El Mundial de Italia 1990 también vio a la albiceleste en sitial de definición, perdiendo la final frente a Alemania Federal por 0 a 1 gracias al dudoso penal convertido en gol por Andreas Brehme a pocos minutos del final. Ya en Estados Unidos 1994, con todo el escándalo del caso de doping positivo de Maradona, vio a los dirigidos por Alfio “Coco” Basile despedirse de Estados Unidos en Octavos de final luego de perder frente a la Rumania de Hagi 2 a 3 y pronta vuelta a casa sin recuperarse del impacto de perder a su máximo referente.
La actuación en Francia 1998, de la mano de Daniel Passarella como responsable técnico, tampoco tuvo a Argentina entre los cuatro mejores, derrotada por la Holanda de Bergkamp, Kluivert y Davids 1 a 2 en Cuartos de Final. Performance dolorosa pero que no sería nada frente al papelón cuatro años más tarde en tierras asiáticas.
Para Corea-Japón 2002 la Argentina de Marcelo Bielsa llegaba pletórica y triunfal, luego de su clasificación en 1er lugar en la siempre exigente eliminatoria sudamericana. En un grupo complejo el inicio venciendo a Nigeria 1 a 0 fue seguido de una dura derrota frente a la Inglaterra de Beckham 0 a 1, forzando a tener que lograr un triunfo frente a Suecia el último rival de la llave. En la madrugada argentina, el agónico empate de Crespo para lograr el 1 a 1 no alcanzó y la mañana siguiente vio a los diarios anunciar lo impensable: “Argentina eliminada”.
Curiosamente de ahí en más la albiceleste encontró siempre en Alemania su verdugo en las justas mundialistas. En 2006 derrota por penales en Cuartos de Final para alegría de los teutones en su propia casa, con la recordada “lista” en la media de Lehmann y los dirigidos por José Pekerman afuera de las instancias de definición. Para 2010 y de la mano de un poco ortodoxo Diego Maradona esta vez en rol de entrenador, la salida de la Copa fue más accidentada y dolorosa. Un rotundo 0 a 4 en Cuartos y un nuevo fracaso.
Ya para 2014 en Brasil, y la historia más reciente que hace a parte de la gran mochila, Argentina llega nuevamente después de venticuatro años a la final de la mano de Messi y con Alejandro Sabella a cargo de la dirección técnica. En un partido duramente disputado, Alemania no falló en el momento justo y con gol de Mario Goetze selló el 1 a 0 que coronó la cuarta conquista mundial germana.
De ahí a junio de 2018 se le sumaron a la dura caída mundialista, dos derrotas consecutivas en finales de América a manos de Chile, primero en la Copa América disputada en Chile en 2015, y después en Estados Unidos con la “Copa Centenario”.
Por si fuera poco, tras esa derrota Lionel Messi renuncia a la selección, para luego arrepentirse y volver cediendo a la presión popular de los mismos que lo defenestraban y señalaban como máximo culpable de la penosa situación de la otrora gloriosa y multicampeona albiceleste.
En cuanto a la dirección técnica, la tormenta hace naufragar a Gerardo Martino y Edgardo Bauza, derivando en 2017 en la llegada de Jorge Sampaoli como “salvador”. Lejos de lograr un revulsivo, Argentina apenas logra una angustiosa clasificación en la última fecha de eliminatorias, escapando de la eliminación gracias a la obra y gracia de Messi y su inspiración. Es así que la víspera del decisivo encuentro de Argentina frente a Nigeria pone sobre el tapete todo el peso de la historia y la gloria… junto con todo el peso de un presente de total duda, incertidumbre y cuestionamientos. El hecho es que de no obtener el triunfo, además del rotundo fracaso, la albiceleste igualaría sus cinco definiciones en finales con también cinco eliminaciones en primera fase.
Un golpe que sería durísimo para el ego de una de las potencias del fútbol mundial, y que sumaría pesados ladrillos a la ya casi inmanejable mochila que llevan sobre sus hombros Messi, Sampaoli y toda una generación cuestionada como pocas. El martes 26 de junio de 2018 una nueva página será escrita. De ser victoria albiceleste, alimentaría una renovada y quizá superficial ilusión de avanzar, pero de no lograrse sería sin lugar a dudas una de las más oscuras en la historia del fútbol argentino.