¿Donde estas Peñarol?

Patrimonio de Peñarol: Su hinchada en el ultimo Clásico

Es una Pesadilla. Parece una broma de mal gusto, pero hoy, Peñarol sólo tiene su hinchada. La mayoría de ellos, los que no lucran, los que no arman lío, los que van a la cancha en paz, entre ellos esos sus socios, esos que no arman lío, que sólo quieren ver fútbol y terminan comiéndose el garrón. El resto, es un caos. Hace pocos meses, Juan Pedro Damiani logró en elecciones la Presidencia con el aval de menos de 1.500 socios votantes, por sobre el joven Daniel Benech. Repetimos: menos de 1.500 votantes. Al tiempo, en medio de una pretemporada, se fue Mario Saralegui, donde se recuerda el affaire de la pretemporada en San José, y un Clásico de verano (Copa Bimbo) que definitivamente lo sacó. El técnico (gloria de 1982) se fue y se sumó a la lista de "quemados" (Aguirre, Pérez, Garisto, Matosas) y en su lugar vino Julio Ribas, con el afán primario de levantar el momento, con el discurso de "motivación", de "Gladiadores", de subir la moral. El cambio lo buscó hasta cambiando apodos: al "Pipi" Bajter le llamó "Pitón", al juvenil Ramis, le apodó "El turco". Bue... A días de su asunción debió enfrentar la terrible eliminación para entrar a la Copa Libertadores siendo bailado ante el DIM colombiano de visita y en la vuelta en el Centenario ni siquiera le regaló un gol a su gente. Está claro que Julio Ribas no fue el encargado del fiasco. Poco y nada pudo hacer. Todo esto en esta Copa (que no pudo ingresar a la fase de grupos), al cumplirse el 50 aniversario de la primera Copa Libertadores de América, lograda por el mismo Club Atlético Peñarol en 1960.

Pero la realidad hoy es dura como la caída sin fondo visible. Las últimas fechas del Clausura venía perdiendo tres partidos seguidos ante supuestos rivales menores (Bella Vista, Liverpool, River Plate) y el cuarto fue el Clásico, donde a no ser por Antonio Pacheco y sus excelsas ejecuciones de pelota quieta, el equipo fue una sombra y perdió por 3-2. Igualmente, si algo le faltaba al carbonero fue ver cuando terminó el partido el grave error de su referente Darío Rodríguez al acercarse y pegarle un planchazo al juvenil Nicolás Lodeiro mientras este estaba festejando. Impotencia pero agravada por el momento frágil de violencia en el deporte, los jugadores tienen que dar el ejemplo. Pero por suerte, en la escaramuza que desató este acto del defensa, jugadores como Omar Pérez, con su experiencia calmaron los ánimos mientras otros, como Jonathan Piriz se escudaba en otro jugador para tirar una piña, para intentar demostrar algo que no, no sirve. Peñarol, como grande, merece otra cosa. Su gente merece otro trato, al menos otra imagen. Algunos de sus jugadores no están a la altura de jugar en un grande del Uruguay y si no consienten en que bajen sus sueldos, se irán.

Patetica imagen final del Clasico: un impotente Dario va a meterle el planchazo a Lodeiro, quien festeja

Peñarol, como institución, cosecha lo que ha sembrado años atrás. Y no es bueno. Con la desaparición del Contador José Pedro Damiani todo cambió. Se retomó la relación con Francisco Casal, que no dio los réditos que se esperaba. Nombres como los del Ruben "pollo" Olivera, el "Lolo" Estoyanoff, jugadores impagables para el mercado local, vinieron por accionar del empresario pero el club no pudo ganar un Campeonato Uruguayo (tiene uno en el 2003, en diez años, con el recuerdo de la presencia de un Chilavert en su retiro). Ni siquiera entrar de forma directa a la Copa Libertadores.

Camiones de jugadores pasaron. Es el club que más gastó en pagos al plantel en estos últimos diez años. Planes y proyectos de trabajo de inferiores no muy claros en un fútbol donde el resultado manda (Esto último ya lo dijo Adolfo Pedernera, en palabras de nuestra pelota, Washington). En tercera, el equipo está en el fondo de la tabla. Hay impaciencia. De su "patrimonio" le quedan las viejas copas y su hinchada, que sigue presente. Hace unos años se habló de hacerse con el Estadio Charrúa, idea que no caminó. Y en las últimas elecciones apareció una Lista que buscaba votos proponiendo la idea de hacerse con el Estadio Centenario (Estadio de Uruguay, Monumento al Fútbol Mundial, estadio de todos los clubes del país, de la Asociación Uruguaya de Fútbol) y hasta pintarlo de amarillo y negro. Se ha manejado una posibilidad de comprarle la cancha a un equipo que hoy juega en la Segunda División, de construir un estadio en la Ciudad de la Costa. O hasta la propuesta de hinchas (hoy en día caída) del estadio Peso a Peso. Mucho humo. Y el verdadero hincha no es idiota.

Futbolísticamente, hoy, quedan dos partidos, dos finales ante Cerro y Danubio. Peñarol se juega entrar a la Liguilla. Y hoy, está lejos.