"A pico seco, renuncia (?) y 3 años atrás"

A pico seco:

Chiflé y no sonó

Se jugó el unico partido incompleto de la segunda fecha. Diez días atrás, el match entre Racing y Peñarol en el Centenario era suspendido por el árbitro Siegler por diluvio y porque la pelota no picaba. Se jugó el pico. Nada. 44 minutos donde Peñarol intentó más que Racing pero no hubo ganador. Quien lo lograra tenía la gran chance de ser puntero. Contreras cuidó bien el arco de la Escuelita. Balsas no tuvo buenas chances. Nuñez y Pacheco generaron, quisieron, pero varias ideas culminaron en pases cortados por la defensa de Sayago, atenta.

Ahora la punta la comparten con 7 puntos, Defensor y Peñarol. Racing quedó cuarto con 5.

Renuncia (?):

Ellos se abrazan y dicen "Mierda", yo Amén (?)

No es oficial. Pero parece que sí. El doctor en derecho y ciencias sociales, José Luis Corbo, vio como "fracaso" la falta de apoyo de varios clubes hacia su gestión de Superpoderes, que culmina en días venideros. Hace días hubo huelga declarada por jugadores agremiados donde para levantarla, el empresario, el "Boca" Arias, puso plata para de su bolsillo para que Peñarol pagara o arreglara su deuda con el juvenil Darío Vera. Mamarrracho (con triple erre por lo malo).

3 años atrás:

La despedida a Héctor, con los colores de su Cerro y el Sindicato

El sábado 11 de marzo de 2006 una patota de "becarios" de Peñarol, de "la banda del Maxi", salen del Estadio Centenario minutos antes del fin de un partido entre Cerro y Peñarol ofuscados y nerviosos. Minutos antes del partido hinchas de Cerro les "roban" un trapo, la noticia llega a la barra de la Amsterdam y los nefastos quedan enceguecidos sobre el hecho. Salen antes dispuestos a una vendetta. Ahí, próximo al Hospital de Clínicas, se cruzan con Héctor da Cunha, su mujer, Natalia, y su nene de doce años, Damián. Al verse venir el encuentro con los patoteros, Héctor, el querido chofer de ómnibus de 35 años, se sacó el gorrito de "los villeros", pero fue inútil. Murió como un perro, devorado a puñaladas al lado de su mujer y su hijo, apenas llegado al Hospital. Hoy los implicados están guardados, por suerte. Lamentablemente por 18 años. Uno era profesor de filosofía, otro vivía en el cómodo barrio de Punta Carretas. En su mayoría los implicados pertenecían a la clase media-alta. Al detenerlos, se acusaron entre sí. La violencia en el fútbol uruguayo, a tres años del hecho, no ha cambiado en nada.