Bien igual

La escuelita no se dejó deslumbrar por los nombres y la candidatez (?) del Corinthians y le jugó un partido muy inteligente al timão. Se quedó sin nada pero demostró que la clasificación a 8vos no es un milagro sino algo posible.
La cosa arrancó de manera inmejorable porque Racing salió del vestuario 1 a 0 arriba, con el gol que anotó Cauteruccio a los 2 minutos de arrancado el partido, cuando los brasileros todavía tiraban fuegos artificiales (y eso es mufa, se sabe). Tras el gol, Racing se paró bién atrás y buscaba salir rápido aprovechando los espacios que dejaba el necesitado equipo local, que largaba al ataque a sus dos laterales a la vez. Y podría haber anotado el segundo si el juez asistente no levanta la bandera en una jugada en la que Cauteruccio picó en soledad y habilitado. Pero buen, son partidos de copa, son árbitros localistas, es Racing. Corinthians hilvanó la única buena jugada del primer tiempo y anotó un golazo para poner el 1 a 1. Elías, tras pase de taco, empató el marcador. Los brasileros tenían completo control de la pelota pero no generaban demasiado peligro y Racing estaba cómodo jugando así, entonces se terminó la primera parte. El complemento tenía la misma tónica hasta que el cabeza de tacho de Dario Flores revoleó innecesariamente a un brasilero en mitad de cancha y se fue a duchar temprano. Faltaba media hora y uno no imaginaba como iba a hacer el equipo de Verzeri para bancar la toma con un jugador menos, aunque Corinthians no inquietaba demasiado que digamos. Hasta que, en una jugada muy parecida a la del primer gol, Ronaldo armó, Souza pivoteó y otra vez Elías llegó desde atras para poner arriba al timão. Con el 2 a 1 los brasileros agarraron la pizarra y se vió lo mejor del gordo Ronaldo, tirando caños y lujos y casi clavando un golazo que el loco Contreras le tapó con el pie. Racing se fue un poco mas para arriba a intentar la hazaña pero no pudo generar demasiado peligro mas que alguna apilada de Barrientos que no terminaba en nada. Asi se terminó el partido, con la sensación de que el cervecero hizo un gran papel, a pesar de la derrota. Y de que la clasificación no es imposible.