Yo metí un gol en la final de la Copa del Mundo

Final de 1950. Sin dudas, uno de los momentos más grandes del Fútbol Mundial. Se ha hablado mucho, se ha humeado otro tanto, pero la verdad es la que todos sabemos: Uruguay venció a Brasil en su casa, ante más de 200.000 personas y provocó una catástrofe para varios románticos brasucas en el momento y generó una especie de "mito" que al uruguayo le ha jugado buenas pasadas y, por el humo, alguna que otra mala. Pasaron 60 años...

La cuestión es que es aliciente ver hoy día a Alcides Ghiggia -scorer del segundo gol uruguayo que le daría la Segunda Copa Mundial FIFA a Uruguay- pasearse, verlo sonreir, y recibir reconocimientos tanto de su propio país, en este mundial de Sudáfrica, y hasta del país que le tocó perder su campeonato y que de dicha derrota hizo mea culpa y pronto se convertiría en lo que es. Pentacampeón. Brasil. (Un paréntesis aquí para destacar el hecho que el primer anillo del Estadio maracaná es de color Celeste en honor al campeón del 50. Quisiera ver cuantos países hacen eso...).

Hace unos años, no muchos, un amigo que trabajaba en ese momento para una Encuestadora, le tocó llamar por teléfono a una especie de edificio o complejo habitacional, con muchas casas según la guía telefónica, según me dijo. Hizo sus preguntas a un vecino y al finalizar preguntó si vivía alguien en la casa de atrás, que faltaban números en la guía. El vecino le dijo que en la casa de al lado, parte de la misma propiedad, vivía Alcides Ghiggia pero el problema era simple. No era que no estaba en la guía, o algún error, sino que el hombre no tenía teléfono.

El "7" recibiendo reconocimiento en el mismo Maracaná

El punto es el de siempre y no sólo pasa en Uruguay. Los olvidados. Ghiggia muchos años fue uno, y muchos otros, muchos de sus compañeros, murieron en el olvido, dejados de lado por el reaje de turno. Yo, con mi segunda década de edad, no recuerdo ver mucho al "pepe" Schiaffino por los medios acá. Siempre supe dónde vivía, en la década de los noventa. Pero lo que sí recuerdo fue que cuando murió, el San Siro lo aplaudió de pie en las imagenes de la pantalla gigante con un Maldini con un ramo de rosas. Eso no me lo olvido. De Obdulio, qué decir. Un "jefe" sabio. Hasta Hohberg tenía miedo, a veces, de tutearlo cuando jugaban juntos en Peñarol. Un caballero que siempre fue reticente al humo, a la foto de turno. ¿De Gambetta? Que habría que haber guardado en formol su bigote. O algo así (?). Yo lo pondría en el Museo del Fútbol Uruguayo. Son decisiones.

Cortemos con la palabra, por ahora. A continuación, una gema nebulizante de la cadena ESPN sobre un especial llamado Yo metí un gol en la final de la Copa del Mundo. Con ustedes, Alcides Ghiggia nos habla de nosotros, lo futbolero que era el barrio, y cuenta con sus palabras los pormenores de aquel gol, aquel pedazo de nuestra historia, que siempre debemos cuidar, sin barriletes ni verso de turno.


Al Maracaná lo silenciaron tres personas: "El Papa, Sinatra, y yo". Gigante Alcides.